
Hace años que me gusta la fotografía.
Con una cámara Werlisa de mis padres de los años 60/70 realizaba mis primeras fotos analógicas en carrete, no muchas pero de las que guardo cariño. Después llegaría una cámara analógica compacta, de esas que para pasar el carrete había que plegarla.

En esos primeros años las fotos se limitaban a algún viaje o evento con mis amistades, ya fuese en casa, en el barrio o incluso en algún partido de fútbol.
Años más tarde, con la llegada de las cámaras digitales, se dio la casualidad que mi primera cámara de ese tipo fuese también de la marca Werlisa. Era una cámara algo grande para ser digital, con muchas limitaciones, como que el video lo grababa sin audio.
En 2004 fue cuando con esa cámara realicé mis primeras fotografías de conciertos, no de mucha calidad, pero de las cuales guardo gran cariño. Algunas de esas fotos pueden verse en la web de Sevilla Indie.
Quería mejorar la fotografía de conciertos y necesitaba algo más. Así llegó mi siguiente cámara, una Pentax Optio V15, en 2008. Gracias a ella, y a sus mayores funciones, pude incluso adentrarme en la fotografía en modo «manual» con su opción de modificar la ISO.
Grandes recuerdos guardo de esa cámara gracias a la cual puede sacar fotos decentes de Wilco, Arcade Fire, Morrissey, Björk o Placebo, entre otras muchas bandas. Esas fotos aún pueden verse en mi vieja cuenta de Flickr.

Llevaba años con envidia sana de quienes fotografiaban en conciertos, sobre todo en el Nocturama, con cámaras más profesionales mientras yo me conformaba con una cámara compacta. Me codeaba con Javier Ágreda con muchas ganas de poder hacer fotos como él.
Tras un parón de varios años, en los que me limitaba a hacer fotos con los distintos móviles y sus cámaras cada vez mejores, no fue hasta 2016 cuando compré mi primera réflex, la Nikon D3300.
Una cámara de iniciación pero que me permitió avanzar en la fotografía de conciertos y con la que realicé mi primera fotografía de Vía Láctea gracias a un evento organizado por Martín Iglesias.

Por esos años Javier ya no estaba tan activo en conciertos, pero pude encontrar otros referentes como fueron Le Petit Patte, Ángel Bernabéu o Music Lof-it.
Poco a poco empecé a interesarme por otras temáticas para las fotografías como eran paisajes, deportes, viajes o astrofotografía, pero no fue hasta 2018 cuando di un salto de calidad.
Llevaba años con el sueño de conocer Islandia pero, al contrario de lo que se pueda pensar, no por ser un paraíso fotográfico o por las auroras boreales, sino por ser hogar de una de mis bandas favoritas, Sigur Rós.
Los paisajes y pueblos que llevaba años viendo en sus vídeos, especialmente en la película documental Heima, hacían que necesitara visitar el país cuanto antes. Aprovechando mi vuelta a la fotografía dos años atrás, vi un viaje fotográfico a Islandia para octubre de 2018 organizado por Sergio Arias.
No dudé en contratar el viaje pero una oportunidad única requería aprovecharla al máximo. Es por ello que decidí renovar mi equipo fotográfico reemplazando la cámara por la Nikon D7500, además de mejorar las ópticas.

Con ella el salto de calidad fue notable. Gracias a los tutoriales de ProcessingRAW, Runbenguo o Iván Ferrero, mis fotos ganaron en edición y resultado, además de que ver sus vídeos hacía que el gusanillo por explorar otros tipos de fotografías se iba ampliando.
En 2019 se produjo un hecho imprescindible que explica cómo he llegado a este momento de mi vida. Después de varios años con el proyecto de Sevilla Indie abandonado, impulsado, entre otros motivos, por haber retomado la fotografía de conciertos, decidí resucitarlo.
Inicialmente fueron fotografías de conciertos publicadas en Instagram pero con el tiempo culminó por fin con la página web mencionada antes. En estos años he podido cubrir festivales como Monkey Week, Nocturama, Icónica Fest o Pop CAAC y fotografiar a pie de escenario a grandes artistas como Vetusta Morla, Love of Lesbian o Rosalía.

En paralelo, el resto de fotografías se fueron centrando en puestas de sol (gran descubrimiento fue el entorno del puente romano de Carmona) y la astrofotografía.
Mi interés por la astronomía hizo que durante esos años saliese varias veces a eventos astronómicos organizados principalmente por Astronomía Sevilla y Sevilla Night Sky. En ellos fui practicando las fotos de Vía Láctea y algún que otro objeto de cielo profundo como la Galaxia de Andrómeda.
Gracias al 300mm también pude realizar varias fotos de la Luna, de las clásicas superlunas a otras más especiales como un tránsito de la ISS (estación espacial internacional).
También pude disfrutar de salidas con amistades, donde tomé algunas de las fotos que más recuerdo me traen y más trabajo de edición me llevaron, sobre todo la panorámica de la Vía Láctea en el Cerro del Hierro.

Pese al parón por la pandemia, mi interés por la fotografía ha seguido creciendo todo este tiempo hasta el punto que en 2022 di otro salto de calidad en mi equipo fotográfico. Tras mucho pensarlo, y con todo mi pesar, abandoné Nikon para pasarme a Sony.
Desde entonces mi cámara es la Sony A7IV a la cual he ido sumando diferentes objetivos. La mejora de calidad fue significante, ganando una profesionalidad que antes quizás no tenía, siendo siempre una mera afición.
Por esos años mi temática de fotos seguía siendo la misma. Mayormente fotografía de conciertos y puntualmente algo de paisaje y astrofotografía. Pero gracias al teletrabajo, quién lo iba a decir, añadí una nueva.
A principios de 2022, en el patio de la comunidad, divisé un ave que me llamó la atención. Gracias a que teletrabajaba con vistas al patio, veía cada día al ave sobre la misma hora al amanecer en los mismos puntos. Una rápida búsqueda por Internet me hizo ver que se trataba de un cernícalo vulgar.

Su bonito plumaje, el hecho de verlo casi todos los días en la misma zona a la misma hora, hizo que me picase el gusanillo y empezara a hacerle fotos. Con mi 180mm de por aquel entonces no conseguía sacarle muy bien pero me resultaba muy satisfactorio y quería más.
Pasados los meses, a ese ejemplar de cernícalo se le sumó otro más. Teníamos ya la pareja. Meses y meses de teletrabajo, con la pareja a pocos metros de mi, hizo que mi afición por la ornitología despuntase. Empecé a fotografiar otras especies, aunque limitado por una focal insuficiente.
Tras una salida organizada por Carlos Romero en el entorno del Parque Natural de Doñana, donde pude probar un objetivo de mayor focal, mi afición por la fotografía de fauna, especialmente la de aves, se confirmó.

Después de mucho pensarlo, y tras ahorrar un poco, di el paso adelante comprando el objetivo Sony 200-600.
Como se puede ver en la galería de fotos, las aves son las grandes protagonistas de este último año 2023. Si bien sigo siendo un principiante, poco a poco empiezo a distinguirlas y mi colección de especies de aves «cazadas» sigue creciendo, convirtiéndose hoy por hoy en una de mis aficiones principales.
Veinte años después, de 2004 a 2024, nos encontramos aquí. Pero para comprender mejor el motivo me falta decir que durante ese periodo, incluso años antes, siempre me gustó la creación de páginas web.
Si al párrafo anterior le sumamos mi hartazgo por las redes sociales, sólo podía concluir en tener mi página web propia.
Quiero abandonar la necesidad a la que te empuja parte de la sociedad por el número de seguidores o de «likes» por una página web donde quien quiera pueda visitarla, disfrutarla si lo desea e incluso mandarme algún comentario al correo.
Sin ningún tipo de aspiración de visitas ni de notoriedad, simplemente quería tener un especio personal donde mostrar mis fotos y tener un pequeño rincón donde escribir sobre temas que me interesen. Sin afán de visitas ni de reconocimientos. Con que a una persona le pueda interesar habrá merecido la pena.
Gracias por conocerme.

